martes, 13 de mayo de 2025

Siete tesis a contracorriente

Diálogo no es hablar solo con quien piensa lo mismo que tú

Zygmunt Bauman


Premisa

Todavía tenemos libertad de expresión. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde? El problema es a quién nos dirigimos, qué interlocución se genera. ¿Se comparan planteamientos? ¿Se dirimen discrepancias? ¿Se establecen acuerdos para algún tipo de acción? ¿Se reconocen las circunstancias de los otros? Parafraseando a Bauman, diálogo no es hablar solo con quien pertenece a tu esfera, a tu mundito.

Por eso importa navegar a contracorriente, especialmente en Babel.

1️⃣ Polarización, fragmentación, vacío de sentido, nula pertenencia, cero orgullo, la estulticia en los espectáculos y el entretenimiento, la degradación de la tumultuosa oferta cultural (con honrosas excepciones) marcan los tiempos recientes. Prevalece la sensación de decadencia, de distopía. La cultura, la educación, el conocimiento, son las últimas de las prioridades en la ¿discusión? de los horrores que atravesamos. Esto por sí mismo ya es un indicio del abismo en que andamos.

2️⃣ Las élites políticas, académicas, intelectuales, periodísticas, eso que alguien denominó el "círculo rojo", se hablan a sí mismas y a sus asiduos. Mientras tanto, la broza sigue, seguimos, indiferentes, cínicos, renegando de nuestra perra suerte, correteando la chuleta, tratando de seguir a flote, o no hundirnos al grado de ahogarnos, propensos a ir detrás de cualquier otro demagogo o charlatán que venga a alborotarnos: cualquier dictador cool Bukele, cualquier loco Milei, cualquier Trump tocado por dios, profetas fantoches por el estilo. Prospectos hay, relamiéndose en sus cálculos.

Así la derrota cultural de las élites en su torre de marfil, lejos de la revuelta de nuestra confusión y abandono acá abajo.

3️⃣ Para abundar, la prédica sapiente, edificante, desde la comentocracia, por más bien intencionada y honesta que se pretenda, termina siendo perorata inescrutable para el gran público que no quiere tanto análisis, sino liderazgo genuino y voz que sienta propia. El reverso de esa necesidad elemental es el riesgo de que sea atendida con más demagogia y mesianismo. ¿Estamos haciendo algo para evitarlo?

Sin proyectos con ideas sólidas ni opciones de participación y organización que le ofrezcan identidad y sentido de pertenencia a la gente, queda abierta la deriva hacia más descomposición.

4️⃣ Pretender una “solución” político electoral ante la situación actual omite que el problema sociocultural que enfrentamos es mucho más profundo: desmantelamiento de las instituciones democráticas mientras prevalecen la indiferencia y el hartazgo social, la violencia exacerbada, la inexistencia de horizonte, de referentes identitarios relevantes, significativos.

Nadie está buscando construir ciudadanía, identidad cívico política sólida, agencia colectiva. Esto también caracteriza la profunda derrota cultural que arrastramos.

5️⃣ Ante las acechanzas, la postura desde las clases medias es inevitablemente muy conservadora. Prisionera de un imaginario político anclado en la guerra fría, esgrime el anacrónico petate del muerto del “comunismo”, mientras en el coloso del norte los grandes tecnooligarcas siguen apropiándose del poder político y acumulando más y más ganancias con su amigo el agente naranja, y en nuestra bananera república retro también arrasan con la tropicalización permanente del capitalismo de cuates. Altagracia es todo un ejemplar, igual que el inge Slim y el tío richie. A ellos y demás machuchones les sigue yendo bomba con el “comunismo”.

Las clases ilustradas, aunque sean más avispadas y buenaondita en su diagnóstico, igual permanecen en su universo chido y la irrelevancia política. No es gratuito: cuando tratan de meterse al ruedo les va como a Vargas Llosa en su campaña. ¿De dónde va a salir el liderazgo político renovador?

6️⃣ Hacia el inframundo, los vastos sectores populares urbanos y suburbanos deambulan embrutecidos por el espectáculo, el entretenimiento barato, el aspiracionismo limitado a más consumo, la banalidad de las redes sociales, el descrédito de partidos e instituciones políticas que siempre les han sido totalmente ajenas. Conservar la chamba alienante y malpagada, salir al paso en el changarro, el puesto donde se expende mercancía de dudosa procedencia, ya son preocupación suficiente.

Cualquier inquietud social o política sobra. Las “becas” o apoyos, aunque se acumulen como favores por el vínculo con “cuervos de la nación”, para una proporción importante de las familias solo son cierta base, no el total del incierto ingreso por labores igual de inciertas. Así, de la política hay que sacar algún provecho inmediato, en el mejor de los casos, o mantenerse a prudente distancia, en el peor. He ahí otra dimensión de la miseria de la cultura cívica.

Otros sectores suburbanos y rurales padecen vínculos políticos aún más infernales, a expensas de caciques patrimonialistas aliados al crimen organizado, sujetos así a la extorsión permanente, a la desaparición forzada, al desplazamiento y el éxodo para sobrevivir.

7️⃣ Hay que subrayar que en el mundo del trabajo no hay mayor horizonte que conservar la chamba a como dé lugar, sin importar la precariedad ni los magros ingresos. Organizarse por los derechos laborales, por modernizar y democratizar los sindicatos, donde hay, es como pretender un viaje a otra galaxia. Las buenas intenciones al respecto también se han quedado en el fondo de la Caja de Pandora. Que SS León XIV los ampare.

Ese mundo de precariedad e incertidumbre deja a los jóvenes a merced de caer en el espejismo de las “ofertas de trabajo” para reclutamiento por el crimen organizado, “adiestramiento” y exterminio de por medio. Tras el horror del momento, esto tampoco importa ya gran cosa en la perorata.

Mundos Separados

¿Quién está generando algún tipo de interlocución regular, consistente, con ese abigarrado espectro de circunstancias sociales que NO contemplamos desde el mundillo de nuestra retórica “democrática”? Idealmente, serían fuente del diálogo social entre esos sectores y las élites políticas, intelectuales, periodísticas, para definir algún curso, alguna estrategia de acción, agencia social, compromisos.

Sin embargo, cada quien sigue en su esfera, en esas circunstancias donde la “ciudadanía” se vacía, carece de todo sentido, o se limita al deber de ir a votar. ¿Para qué? Los sujetos de la tragedia solo aparecen en la agenda según el escándalo de la coyuntura y se olvidan tan pronto estalla el siguiente horror.

Al imaginario monolítico del “pueblo” tan caro para la 4t, simplemente le oponemos otro igual de simplista y vació sobre la ciudadanía, sobre el conjunto de la nación y la sociedad mexicana. Las queremos así de huecas y monolíticas, desdeñando su complejidad, diversidad, pluralidad, sus contradicciones. Tal vez por eso no surge ningún proyecto que ofrecerles, ninguna narrativa que los emocione.

No parece que estemos generando las conversaciones necesarias, o será que las dejamos en puro ruido, sin reconfigurar alianzas, ni estrategias. Solo avanza Babel y cada mundo refrenda sus rituales del caos.