martes, 4 de marzo de 2025

ABC de un Escenario de Terror


En circunstancias normales, se entendería la prioridad de cumplir requisitos legales del registro de un nuevo partido para proceder posteriormente a la organización no solo para la competencia electoral, sino sobre todo para la lucha social y la construcción de ciudadanía.

El problema es que no estamos en circunstancias normales: estamos enfrentando una dictadura fascistoide, como advierten claramente numerosos analistas.

A. Como quedó demostrado desde agosto, cuando el INE aprobó la mayoría ilegal de la coalición gobernante y luego el TEPJF ratificó, La 4t ya tiene colonizadas a las autoridades electorales. Otorgar registro a cualquier partido nuevo será pura consideración política, sin importar cumplimiento o no de los requisitos.

B. Aunque se logre registro como partido, falta sortear la "reforma electoral" que promoverán MRN y aliados, y que predeciblemente arreglarán a modo para seguirle allanando el camino a los suyos y hacerla intransitable para fuerzas opositoras.

C. Por eso, más allá de cumplir trámites de registro de nuevo partido, la prioridad debería ser cultivar en paralelo la capacidad de organización y lucha de grupos, sectores, movimientos y causas que han sido ninguneadas, muchas desde antes de la "transición". Ejemplos sobran: profesionistas, pequeños y medianos empresarios, productores agrícolas, Defensores de Derechos Humanos, Pueblos y Territorios, periodistas y comunicadores independientes, médicos y personal de salud, docentes de todo el sistema educativo, estudiantes, etc.

Nadie pretende que sea fácil, nunca lo ha sido. La cuestión es que, sin base social realmente independiente, organizada y motivada a lo largo y ancho del país, la pretensión de lograr grandes movilizaciones sociales traducidas en triunfos electorales resulta más bien ilusoria.

El hecho es que la organización y las alianzas con esos sectores tradicionalmente débiles y poco organizados (pero que son la absoluta mayoría de los mexicanos) es inevitablemente una tarea de mediano y largo plazos. Llevamos acumulados más de 30 años de retraso ahí, por reducir todo a la "competencia electoral". La prioridad debería estar en actuar al respecto, no únicamente en "obtener registro", meta por lo demás totalmente incierta.

De ahí el error, el horror, de apostarle todo, otra vez, a una competencia electoral absolutamente desigual, a los pactos de impunidad, cuotas y cuates de la clase política chapulinesca de la partidocracia, y a la reproducción del control político territorial por parte de caciques locales, que ven a cualquier fuerza partidista emergente como simple peldaño para afianzar y acrecentar su poder.

Suerte con eso.

Por añadidura, el estallido de las finanzas públicas y de una economía que no crece es inminente, además de todas las corruptelas y conflictos internos incubados en la 4t. Eso es una bomba de tiempo, a la que agregan dinamita las presiones del trumpismo. También cabe subrayar que éste solo juega para sus negocios, no por ningún interés por la democracia en México. Mientras tanto, el PRI patrimonio de Alito, el club de Tobi del PAN y MC fosfo fosfo se posicionan como carroñeros, zopiloteando a la expectativa de venderse como "salvadores" en el momento oportuno.

Aunque provoque molestia, o al menos controversia, también es cierto que la absoluta mayoría de los conciudadanos siguen ajenos a la política, hartos de escándalos, corrupción y promesas incumplidas de esa partidocracia y su clase política. ¿A quién le interesa involucrarse en eso? Para ahondar el terror, esa apatía es el caldo de cultivo para "suspirantes" como Salinas Pliego o la estridente Lilly Téllez (nomás le falta la motosierra, ya trae su megáfono), o alguien por el estilo: Noroña se relame. Siempre se puede empeorar.

Sin haber fraguado organización ciudadana real, capacidad no solo de protesta sino de propuesta, identidad política renovada, ni liderazgos democráticos emergentes, otro mesianismo estilo Trump, Bukele, Milei, Musk, es un riesgo inminente. Así la eventual espiral del terror.

Agárrense.

¿Hay alternativa? De entrada, se requiere voluntad política y capacidad para mirar más allá de una "normalidad" que ya no existe y que pretende que seguimos más o menos igual que en 2018, cuando el escenario mundial es evidentemente más parecido al del ascenso de los fascismos clásicos.

Existen lecciones de la historia. Lo que no existe son recetas.