¿Pocos y muchos?
El consenso en la comentocracia y los
asiduos a chats, redes y activismo sociodigital es que está en juego nuestra
joven democracia, sus avances, instituciones, pesos, contrapesos, equilibrios,
sus inmensos pendientes irresueltos...
Menos comentado es el problema del
papel y el lugar de México en el mundo. Nuestra cultura popular de chillar
a todo pulmón Cielito Lindo al rodar por el mundo, con sombrero charro y
tequila en mano, es como una actualización del clásico sombrerudo ensarapado
acomodado en un cactus. ¿Al mundo le importa México?
La autarquía 4tera se mira fascinada el
ombligo, y promete que México será el mejor país del mundo. En su idea
bucólica, intemporal, mediocre y fantasiosa del mundo, eso es posible,
desgañitándose con las rancheras, sombrero calado y tequila en mano.
¿Del lado de acá se ofrece futuro? Xóchitl reivindica Vida Verdad Libertad Prosperidad con altibajos,
según el auditorio de la ocasión, y los partidos muestran en la avalancha de
spots sus retóricas deshilvanadas. Eso no vende futuro.
El equipo comandado por EDLM es de lo
mejor del mundo, casi todos con experiencia de servicio público en gobiernos
del PRI y AN. Las propuestas sin duda son extraordinarias, para quienes le echen
un ojo a tanta sofisticación cosmopolita.
Los muchos siguen desconfiando de la
guerra de estiércol y resignados a la persistente actividad de los cuervos de
la nación con sus listitas, mentiras, promesas sin sustento, amenazas y cuentas
alegres. Acá pasan en promedio una vez a la semana. ¿Cuántas personas ni les
abren? ¿Cuántas los batean despiadadamente? ¿Cuántos nomás les dan el avión,
con todo el paquete de dudas y temores sobre los de enfrente, que los mantienen
indecisos?
No he visto una sola brigada de la
alianza tocando puertas.
El horror al "comunismo" de la
4t es como el petate del muerto de los fantasmas de la guerra fría. Lo que
importa con los indecisos es que les expliquen la Agenda Seguridad Educación
Salud Apoyo al Campo, y las bases de las políticas públicas en torno. No
bastan los spots de siempre ni la estridencia autocomplaciente, agresiva y sorda
de chats y redes.
Los muchos siguen a la deriva, en una
añeja cultura cívica de no engancharse en discusiones partidistas y
electoreras, más que para quejarse y reafirmar que todos les parecen iguales. ¿Para
qué ir más allá? En eso no han percibido gran cambio desde los tiempos del
partido prácticamente único. ¿Cuál es el problema?
Todos esos para quienes la alternancia
partidista no significó gran cosa, no encuentran razones suficientes para votar
por la oposición. ¿Qué podrá hacerles cambiar de opinión en menos de tres
semanas? Esas son las mayorías silenciosas que despreciamos por negligentes,
desinformadas, ignorantes, apáticas, abstencionistas. Tal vez solo faltó que
una brigada bien entrenada los visitará para dialogar un par de veces
invitándolos a comparar ideas, sin pretender imponer ninguna verdad.
Ojalá prevalezca el elevado ánimo de las
etéreas redes. Pero a nivel de tierra no se ve que la alianza realmente haya
echado raíces.
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