martes, 18 de junio de 2024

Ágora de Babel Hegemonía 4tera: Dirección Política y Cultural del Caos


El humanismo a la viva México y demás deplorables aportaciones culturales del oficialismo se afianzan cada vez que tachamos de "chairo" a alguien (seguido me espetan el adjetivo por mis incesantes críticas a la alianza opositora), cada vez que reproducimos su "neolengua", que estigmatizamos a los beneficiarios de programas sociales como huevones, vendidos, prostituidos, ignorantes, traidores; cada vez que reforzamos así el ambiente de polarización, división, insultos y resentimiento que es tan propicio para que siga prosperando la 4t. ¿Somos tontos útiles? ¿Cómplices ciegos?
Lo cierto es que también somos intolerantes con la disidencia y la crítica, incluso entre quienes nos pretendemos opositores. Confrontar a la 4t no nos hace automáticamente demócratas. En nombre de la sacrosanta "unidad" se exige aminorar la crítica interna, o de plano evitarla. Así la cerrazón tan impropia de una vocación mínimamente democrática.
La hegemonía oficialista no es solo control político de todo el aparato del gobierno, destrucción de la administración pública y de la provisión de los servicios públicos por la incompetencia y rapacidad de la burocracia del régimen, sino además es el control cultural de la conversación pública, de las prácticas y los símbolos empleados. Esto es lo que genera un vasto consenso perverso, cómplice, legitimador.
La victoria cultural de la 4t está en marcha en la medida que reproducimos su "neolengua", sus simplificaciones, sus insultos, su polarización, su irracionalidad, su estridencia, su odio, su rechazo a la disidencia y la crítica. ¿Con eso queremos sumar adeptos?
Ese caos tiene sus remansos. Nos mantenemos indolentes ante la violencia fáctica y simbólica, ante los horrores de los ataques, asaltos, levantones, secuestros, extorsiones, despojos, desapariciones, masacres, ante las crecientes evidencias de complicidad entre el poder político y organizaciones criminales. ¿Tenemos opción? De entrada, nombrar toda esa violencia, analizarla, criticarla y convocar a pensar y actuar sobre parámetros opuestos a los que ya nos malacostumbramos: reconciliación, reconocimiento, confianza, empatía, solidaridad, diálogo, verdad, orden, imperio de la ley, ejercicio legítimo de la autoridad, justicia.
El caos imperante, la irresponsabilidad colectivizada, el ultraliberalismo de sálvese quien pueda, que cada quien se rasque con sus propias uñas, ante cualquier emergencia, ataque, crimen o desastre, es parte de esa pseudoizquierda sin mayor asidero ideológico que las ocurrencias de su caudillo, con su perorata de pseudoevangelizador pueblerino, sembrador permanente de insidias, improperios, temor y odio. Eso sí, mis hijos y sus amigos, y todos mis aliados, son santos y puros. La invitación a la redención es tentadora.
Otra cultura cívica es posible, pero no se trata de prédicas al aire, se trata de ir al fondo del desastre de nuestro legendario valemadrismo y nuestra complicidad con el incumplimiento de la ley, con la gandallez y el abuso de todos los días, en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Que nadie se haga el inocente.
Reducir las soluciones a la familia y la educación en el hogar es la otra forma de volver privado, individual, un problema colectivo, profundamente estructural: o nos replanteamos la cultura cívica, la acción colectiva organizada, y el papel del estado de derecho, de las políticas públicas, en la contraposición de modos civilizados de dialogar y actuar, de generar propuestas, consensos, gobernanza y narrativas apropiadas para resolver todas las violencias padecidas, reagrupando y reorganizando las comunidades, o seguiremos perdiendo la batalla cultural sin siquiera darnos cuenta.
El México profundo, bronco, seguirá demostrando así que es un abismo sin fondo, el de la hegemonía triunfante de la 4t.

1 comentario:

  1. MI PROFUNDO RECONOCIMIENTO A ESE TALENTO QUE TIENES PARA EXPRESAR TU SENTIR Y PENSAR. ME UNO A LAS PROPUESTAS LEÍDAS Y ESTOY DISPUESTO DESDE MI TRINCHERA A APORTAR MI ESFUERZO PARA INSISTIR EN EL MÉXICO QUE QUEREMOS.

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