miércoles, 23 de febrero de 2022

Exotismos y Crudezas Chilangas A manera de Epílogo por la Sister Sirena

(Publicado originalmente en Gaceta del Parque el 28 de junio de 2021)

El infierno son los otros

Sartre

 

Simplificar, huir

Reducir la complejidad a dicotomías es nuestra primera salvaguarda ante lo ajeno, lo desconocido: la amenaza a las certezas básicas, lo otro que es distinto, la comunidad ante los forasteros, el pueblo inerme ante élites depredadoras, fifís, la zona de confort cada vez más precaria y estrecha en estos tiempos oscuros. Tiempos en los que todo es riesgo: la ciudad, las carreteras, el transporte público, el trabajo, el barrio, la escuela para las niñas, niños y adolescentes sin que parezca importarle a nadie (¿alguien se acuerda del reporte Es un Secreto. La Explotación Sexual en Escuelas?)[1], el hogar también para la infancia, pero además para adultos mayores, personas con discapacidad, y especialmente riesgoso para las mujeres, y así…

El riesgo de sufrir un asalto, de un atropellamiento, de morir al circular en bicicleta, de ser acosada o agredida sexualmente, de desaparecer en el camino, de ser asesinada por un conocido o allegado, riesgos que se incrementan exponencialmente mientras más precaria es la situación socioeconómica. Pues sí, para todos los riesgos, primero los pobres… ¿Cómo es que seguimos evadiéndonos de todo esto?

Nuestra conversación pública sigue eludiendo atacar el combustible de todos estos infiernos. ¿Cómo es que seguimos así de ciegos e inermes?

 

El peligro nuestro de cada día

“Es difícil vivir con miedo. Eso es ser esclavo.”  Ya ni sabemos de dónde proviene el miedo, el peligro. Parecería estar en todas partes. Como un dolor asimilado ya nos habituamos a soportarlo sin pretender que tenga remedio, mejor olvidar que está ahí, todo el tiempo.

Alguna ocasión V me contó del día que mientras rodaba por una avenida poco transitada, un vehículo empezó a seguirla. Audaz como me consta que es, la frialdad con la que me lo contó me congeló, es decir, me horrorizó, aunque admitió que en algún momento sintió temor. Sospecho que esa seguridad con la que rueda evitó que quienes la perseguían se atrevieran a atacarla, aunque se mantenían al acecho. V agregó que momentos después desde otro vehículo se percataron de esa persecución, por lo que se le emparejaron para preguntarle si necesitaba ayuda. Aceptó que la escoltaran a un punto más transitado, y continuó su rodada.

Bienaventurada mi Sister, que superó esa mala aventura. Le dije que no saliera así, sin compañía, en esas travesías que disfruta tanto…

No se trata de ser audaces ni mucho menos de que desdeñemos el maldito miedo. No se trata de pretender que las mujeres se queden encerradas para que no las violenten. Se trata de que todos los peligros se siguen exacerbando y ellas siguen siendo las más vulnerables.

No tengo conclusión, ni propuesta. Solo sé que en estos tiempos, en todas partes, en este infierno que nos ha tocado padecer, de las maneras más inexplicables, más horrendas, todos los días alguien pierde a alguien que ama. Y perdemos todos.


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